lunes, 9 de diciembre de 2013

¡QUÉ PASSA PISSSHA! COMO DICEN POR AHÍ

Con el informe Pisa me sale la vena chauvinista francesa que corre por mis venas. Sobre todo cuando se utilizan los informes para justificar leyes que andan un poco faltas de apoyo; y ya no importa que la marca España esté por los suelos. Y es que, aunque sé que no andamos sobraos en muchas materias, en estos casos me da por aplicar los ciclos, como se hace en economía, para justificar todo. Vamos a ver: ¿quién inventó la democracia, la filosofía, aportó enormes conocimientos a la historia, las matemáticas, la biología etc? Los griegos. ¿Quién nos legó el derecho romano u otras aportaciones como los acueductos? Los romanos ¿Quién eran unos médicos de aupa y enriquecieron la astronomía, la alquimia o la ingeniería hidráulica, esta última hoy vigente? Los de Al-Andalus, esos que ahora dicen algunos son los que peor notas sacan. Pues eso, que ya era hora que los bárbaros del norte hicieran algo ¡carajo!

Por otra parte, mira que somos, cuando queremos no hacemos más que hablar de la patria, de Espaaaaña y todo eso. Ahora bien, cuando vienen mal dadas enseguida nos segregamos y nos diferenciamos de unos y de otros porque, claro, nosotros somos mejores y hemos sacado mejor nota. Ya, marca España pura.

Pero elucubraciones aparte, es verdad que tenemos un problema. Pero un problema educativo y cultural. Un problema que nos legaron griegos, romanos y andalusíes: nos encanta vivir, salir, tomar el sol, charlar, poner verde al vecino, y, de paso, hablar con él. Y luego está el hecho de que aquí no prospera quien más estudia, sino quien tiene padrino y se bendice, o tiene una buena cuenta corriente con la cual comprar un buen puesto para el niño. Y eso hace mucha pupa a la educación.

Es decir, hay mucho tomate y mucho que analizar.  No se puede quedar uno en el sistema educativo. Es necesario, creo, una reflexión conjunta y para eso hay que contar con mucha gente, analizar muchos enfoques. Aquí no valen los sistemas de Finlandia, donde, con el frío que hace, no tengo ni idea qué otra cosa pueden hacen que quedarse en casa leyendo. Ni valen soluciones impuestas como las del Ministro Wert.

Quizás por eso, en España, se nos dan tan mal las matemáticas. Yo las odiaba, quizás porque siempre buscan la solución a los problemas, cuando en la vida no suele haber una sola solución. Demasiado cuadricular para mí, y poco dialogante, casi como el Ministro Wert.

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